LITURGIA
DEL DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A
LA PALABRA DE DIOS
“-¿Es
qué puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus
entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré”
(Is 19, 15).
“Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza” (Sal
61).
“Mi
juez es el Señor” (1Cor 4, 4).
“No
estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo
pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el
cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni
almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis
vosotros más que ellos?” (Mt 6, 25-26)
MEDITACIÓN
Recepción
de la Palabra
En el texto evangélico se
repite una expresión que contiene el mensaje principal de las lecturas que hoy
nos propone la Liturgia: “No os agobiéis”. En otras traducciones se lee: “No
andéis preocupados” o “No os inquietéis”, “No os afanéis, ni por el vestido, ni
por la comida, ni por la vida”.
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Cuando Jesús utiliza estas
comparaciones tan preciosas nos está llamando no a no preocuparnos, no a no
trabajar, no. Jesús nos habla de “preocupación”, de obsesión por los bienes
materiales. “No os agobiéis”, repite hasta cuatro veces en este texto. “No os
agobiéis por el mañana. Bástale a cada día su afán. Bástale a cada día su afán…”.
¡Qué llamada a la esperanza! ¡Cuántas preocupaciones tenemos! ¡Cuántas prisas!
¡Cuántas obsesiones! Si pensáramos todo lo que nos inquieta… ¿Por qué nos inquietamos?
El Señor cuida de todo. Tengamos fe, tengamos esperanza. Él es el que maneja
todo, dispone todo, nos regala la vida, nos regala las horas, nos regala el
tiempo. El pasado ya no nos pertenece, sólo nos pertenece el presente. Y cuando
estemos angustiados, preocupados… descarguemos en el Corazón de Dios nuestro
peso, que Él nos aliviará. Realmente cuando se descansa en el Señor, se llena
uno de paz. Esto es lo que nos quiere decir Jesús hoy.
También nos da otra lección:
no servir a dos señores. ¡Cuántas veces estamos obsesionados con el dinero, con
la economía, con todo! Obsesionados, no ocupados. Jesús nos habla mucho de la
obsesión. No podemos servir a dos señores. Qué bonito aquello de Santa Teresa:
“Miro solamente el presente, olvido el pasado y procuro no pensar en el futuro”.
Es un gran desatino perder el tiempo con imaginaciones o rumores, en lugar de
descansar en el Corazón de Jesús. ¡Jesús nos lo dice: “Buscad el Reino de Dios
y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura”!
Pongamos en sus manos
nuestras preocupaciones, nuestras ocupaciones; démosle todo, experimentemos el
vivir de la providencia, de lo que Dios quiere, de Él.
Nuestra Madre la Virgen, es
modelo: Ella sí que vivió de la providencia, ella sí que se dejó en las manos
de su Dios, ella sí que buscó el Reino de Dios, ella sí que sus gozos, sus
alegrías las puso en su Padre Dios.
Hna. Francisca
Sierra Gómez
Madre general Congregación Celadoras del Reinado del
Corazón de Jesús.